El origen de Bonhomme es ante todo una historia de amistad, la de tres amigos, Maxime Piasek, Marc Faraggi y Thibaut Couvrecelle, que se reunieron en este nuevo bistró del distrito 10 tras años de trabajo en el mundo de las finanzas. Enamorados de la buena mesa, los tres socios han puesto en práctica sus conocimientos -Maxime se formó en Ducasse, Marc posee un CAP de cocina y Thibaut un diploma de enología- para abrir una dirección muy suya.
Para ponerse tras los fogones, el trío contrató al chef Matthieu Charriaud, que había trabajado anteriormente en Le Meurice y Le Richer. Después de tres meses de trabajo, Bonhomme abrió por fin sus puertas en el Faubourg Poissonnière a finales de mayo. Bonhomme es a la vez un restaurante de barrio y un bistró acogedor, que rinde homenaje a los mejores productos locales y franceses. Aquí, la cocina será local o no será.
Para conseguirlo, los tres responsables se propusieron recorrer los caminos de Francia antes de abrir su bistró, conociendo a productores, viticultores, ganaderos y horticultores. Borgoña, Loira, Alsacia, Ródano y Burdeos... Volvieron con los mejores productos y las mejores botellas del terruño francés. Porque en Bonhomme, el vino también es importante.
Desde las pequeñas pepitas naturales y biodinámicas hasta los imprescindibles, la carta de vinos abarca toda la gama de variedades de uva francesas. La degustación de estas bebidas cuidadosamente seleccionadas continúa en la primera planta del restaurante, donde una discreta bodega se oculta tras una cortina de terciopelo, y donde se organizan catas especiales para los clientes habituales.
La cocina de Bonhomme se puede degustar en la pequeña terraza contigua a la parte delantera del restaurante, o en el interior, con su piedra vista, sus espejos envejecidos, sus sillones de colores pastel y sus lámparas colgantes de diseño. Al mediodía, el restaurante ofrece menús de mediodía de pizarra, asequibles para la zona: 22 euros entrante/principal o plato principal/postre, 27 euros entrante/principal/postre, a elegir entre los dos entrantes, dos platos principales y dos postres del día, que cambian cada día para los platos principales, y cada semana para los entrantes y postres.
Por la noche, la carta se amplía con platos que han sido probados por los gourmets a mediodía, y que ocupan un lugar destacado en el menú más gastronómico de la noche, acompañados de aperitivos para compartir: quesos de Monbleu, charcutería y terrinas.
En Bonhomme, la carta es sencilla, con platos simples pero eficaces, reconfortantes pero bien elaborados, algunos de los cuales evocan verdaderos recuerdos de infancia. En la cocina abierta, un carpaccio de tomates reliquia nos recuerda el auténtico sabor de los tomates; unas lonchas de roast beef con salsa bearnesa, como el roast beef que se comía frío el día de San Esteban cuando era niño; un sorprendente risotto de briardinas y finas láminas de calabacín; o una generosa silla de cordero asado y su crujiente panoufle caramelizado, un maravilloso descubrimiento de cerdo acompañado de chips de col rizada y un puré de hinojo, cebolla y chalota.
De postre, elegimos no elegir: sopa de melón y menta para refrescarse; aireado cheescake de albahaca y melocotón; y el generosísimo postre del día, a base de cerezas, pistachos caramelizados al estilo de los chouchous mordisqueados en la playa, y una crema de chocolate blanco.
Una dirección bistronómica de la que probablemente se hablará en el barrio.
Ubicación
Bonhomme
58 Rue du Faubourg Poissonnière
75010 Paris 10
Información sobre accesibilidad
Sitio web oficial
bonhomme-resto.fr