Con el paso de los años, el Obelisco de la Concordia se ha convertido en uno de los monumentos imprescindibles de la capital. Entronizado en la plaza de la Concordia desde 1836, donado por el gobierno egipcio en señal de buena voluntad hacia Francia, es una fuente de asombro para los visitantes que pasan por allí, ya se dirijan a los Campos Elíseos o al Louvre. ¿Quiere saber más? Haga clic aquí para obtener más información.