Abigail, la nueva película de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, llega a los cines el 29 de mayo de 2024. La película, una versión (muy) moderna del mito de la hija de Drácula, que ya llevaron a la pantalla Lambert Hillyer en 1936 y Jesús Franco en 1972, se desarrolla a lo largo de una noche en la que un grupo de criminales -en realidad, auténticos Pieds Nickelés- secuestran sin saberlo a la hija de un magnate del hampa.
La joven bailarina interpretada por Alisha Weir (descubierta en el musical Matilda) resulta ser mucho menos enclenque de lo que parece. A medida que avanza la noche en esta inmensa mansión gótica, los aprendices de secuestradores van desapareciendo uno tras otro, pues por si no fuera suficiente con que sea una vampiresa (y además una niña insufrible), Abigail también tiene una fuerza sobrehumana.
Los Universal Monsters, los monstruos de culto del cine de terror clásico, intentaron volver a Hollywood con el Dark Universe, pero los fracasos consecutivos de Drácula Untold y La momia frenaron el proyecto. Y el regreso de la hija de Drácula no es una excepción.
Aunque cabía esperar algo mejor de los dos directores (trabajaron juntos en la 5ª y 6ª entrega de Scream y actualmente están trabajando en la 7ª), Abigail, llena de impulsos maléficos-mortíferos, oscila penosamente entre el humor y el horror, sin llegar a ser ni realmente divertida ni realmente terrorífica. A pesar de su considerable presupuesto, la película es una especie deembrión pesado que nunca encuentra el tono adecuado: las muertes escandalosamente truculentas no provocan ningún escalofrío, y el más mínimo chiste, entregado como un remate, no levanta ninguna sonrisa.
Del mismo modo, es difícil temer por la supervivencia de esta banda de bichos raros -Melissa Barrera, Dan Stevens, William Catlett, Kathryn Newton, Kevin Durand (una especie de Elon Musk con esteroides) y Angus Cloud (cuya última actuación es ésta, ya que el actorde Euphoria falleció el año pasado)- que se creen guays pero son cada uno más despistado que el anterior. Vamos, Abigail, ¡date el gusto! En cuanto a ti, si consideras que la calidad de una película de terror se reduce al número de litros de hemoglobina vertidos en la pantalla, estás de suerte.
