1956, norte de Francia. Una banda de mineros subterráneos (Samuel Le Bihan, Amir El Kacem, Thomas Solivéres, Bruno Sanches, Marc Riso, Diego Martín) se ve obligada a llevar a un profesor (Jean-Hugues Anglade) a tomar muestras a mil metros bajo tierra. Después de que un corrimiento de tierras les impida volver a subir, descubren una cripta de otro tiempo, y despiertan sin querer algo que debería haber permanecido dormido.
Con Gueules Noires, su tercer largometraje, Mathieu Turi se enfrenta de nuevo al cine de género, con una película rodada, por primera vez, exclusivamente en francés. Sin embargo, aunque Gueules Noires recuerda en algunos aspectos a los años de Starfix y su galaxia de directores de nuevo género, la película adolece de los mismos escollos que entonces: un guión endeble y difícil de asimilar, personajes con rasgos caricaturescos (el racista es muy, muy racista, como era de esperar) y una criatura falsa que quedaría mejor delante de una casa americana en Halloween que en el fondo de una mina.
Al no elegir, Mathieu Turi se pierde en los géneros que pretende abordar, inclinando su obra unas veces hacia el fantástico, otras hacia el terror, y en ocasiones hacia el cine de aventuras, sin lograr nunca su objetivo de angustia o terror.
La primera hora de la película parecía arrancar con buen pie, con su mirada bien documentada sobre el trabajo de los mineros en el norte de Francia. Comienza como un Germinal pulido, todo claroscuro. El sudor, el ruido y el polvo de las profundidades, la grasa del carbón, las estatuas de Santa Bárbara esparcidas por las cunetas con nombres de pollitos, el teléfono que se enrolla con la mano para llamar a la superficie y las ratas, tan útiles a los mineros para avisarles de los derrumbamientos como al sistema que los rompe físicamente.
Pero en cuanto se abre la tumba, la película vira hacia lo fantástico mezclado con horror, y es tan farragosa que ni siquiera la iluminación con faros de los pobres desgraciados del fondo nos produce un escalofrío de terror: no es The Descent ni por asomo. El fallo está en la debilidad y la perogrullada de los diálogos de los personajes, que alternan decisiones discutibles con epifanías de inteligencia sacadas de la chistera de Indiana Jones, como el desciframiento casi infantil de runas antiguas que harían envidiar a Champollion.
Si la idea de una película de terror ambientada en las profundidades de una mina era fuera de lo común y podría haber presagiado una verdadera película de género, y aunque el cine francés lleva unos cuantos años desvelando obras logradas(Titane, más recientemente Le Règne Animal o Vincent doit mourir), Gueules Noires se queda sólo en la superficie, arropada y calentita por trabajadores de cuello blanco.
Estreno en cines el 15 de noviembre de 2023.
