El estreno en cines de un remake, precuela o secuela provoca a menudo un sentimiento dual entre los cinéfilos, entre el deseo de redescubrir una historia y unos personajes que les han marcado, y el temor a ver esa misma historia arruinada, sacrificada en el altar de la rentabilidad fácil en taquilla.
El 10 de abril de 2024, la saga The Omen regresa a la gran pantalla con The Omen: The Origin, una precuela de la película de Richard Donner de 1976 protagonizada por Gregory Peck y Lee Remick en el papel de los padres de Damien, el niño maldito. Detrás de la cámara se encuentra Arkasha Stevenson, que realiza su primer largometraje tras escribir y dirigir varios episodios para series de televisión, incluida la tercera temporada de la terrorífica serie antológica Channel Zero.
El joven director revela una parte no contada de la historia de Damien: las circunstancias y razones de su nacimiento el 6 de junio a las 6 de la mañana (el famoso 666) en Roma en 1976. Margaret(Nell Tiger Free), una joven estadounidense, es enviada a la capital italiana para trabajar para la Iglesia en un orfanato. Pronto se encuentra cara a cara con una terrorífica conspiración de la Iglesia para dar a luz al Anticristo.
Película de terror con códigos clásicos (algunos dirían "pasados de moda"), La maldición: el origen sitúa sobriamente su historia en un decorado gótico y un ambiente sorprendentemente moderno y refrescante: las monjas fuman cigarrillos y hacen la ronda con los niños antes de hablar de sexualidad, mientras que la heroína cambia su vestido de monja por ropa mucho más sexy, antes de salir discretamente de fiesta a una discoteca.
El paralelismo con Inmaculada (en los cines al mismo tiempo) es, de hecho, casi inevitable. La historia es muy parecida, algunos de los personajes son más que similares (la heroína americana que llega a Italia, la amiga local que la apoya), el tema de la concepción demoníaca es el mismo, e incluso hay similitudes improbables (la escena en la que una monja se tira desde lo alto de un edificio, el laberinto en el sótano y la casi entrega en un coche), así que es casi como si hubieran estado mirando con los ojos entrecerrados las copias de la otra.
Pero La maldición: El origen ofrece verdaderos momentos de terror gráfico, garantizados sin saltos, o casi, con el telón de fondo de una revuelta social protagonizada por jóvenes que ya no creen en Dios, y que sirve de caldo de cultivo para el gran complot de la Iglesia contra el laicismo. Es una película que permite a sus actores explorar varias facetas, en particular a la excelente Nell Tiger Free, al tiempo que crea un clima de tensión reforzado por escenas de gore salpicadas con parsimonia. En definitiva, una precuela acertada.