Vert Sauvage, un agradable bar de vinos y tapas en un exuberante entorno selvático

¿Sabías que justo al lado de los Grandes Bulevares, a tiro de piedra del Grand Rex y del Max Linder, se extiende una auténtica selva exuberante? Entre por la puerta de Vert Sauvage y se encontrará en el corazón de una selva tropical, ideal para pasar un buen rato con los amigos.

En parte vinoteca, en parte bar de tapas e incluso en parte coctelería, Vert Sauvage es el nuevo proyecto de Serge Ahovey, responsable de La Mangerie en el Marais y de Rouge à Lèvres justo al lado. Con Vert Sauvage, Serge Ahovey ha imaginado un espacio único de influencia balinesa, con majestuosos asientos de ratán, lámparas colgantes de paja y un gran árbol en el centro de la sala cuyas ramas y follaje llegan hasta el nivel de las mesas, formando una barrera natural para mayor intimidad.

Un pequeño capullo de verdor, abierto sólo por la noche, donde podrá acurrucarse y descubrir una carta de tapas deliciosas y bien ejecutadas. Le aconsejará el equipo, cálido y amable, y podrá elegir entre una multitud de pequeños platos para compartir con sus invitados, todos de tamaño respetable. Por supuesto, los productos de temporada están a la orden del día, y todo es casero, desde los entrantes hasta los postres, a cargo del chef Filipe.

Con unacecina de vaca gallega de 24 meses (16 €) que se nos ofrece en su forma más sencilla; burrata, butternut a la plancha y avellanas tostadas (17 €); huevo poché, pastrami a la plancha y cheddar maduro (14 €), los platos desfilan por nuestra mesa y dan en el blanco.

Seguimos con unos excelentes raviolis de gambas, acelgas con sésamo y una fabulosa crema aireada de maíz (15 €), un travieso gua bao con pollo caramelizado y cacahuetes (12,5 €) y morcilla con chutney de manzana y jengibre (14 €), para una sutil combinación de sabores agridulces. Los más atentos habrán notado las influencias asiáticas en la carta, con pequeños toques esparcidos aquí y allá en la mayoría de las tapas.

Como esa noche nos apetecían más los cócteles, dejamos a un lado la carta de vinos, diciéndonos que vendríamos a probarla la próxima vez. No obstante, cabe destacar que este bar de vinos cuenta con una buena selección de quilles procedentes de los cuatro puntos cardinales de Francia, desde bodegueros confidenciales hasta las casas más famosas.

Así que es más probable que le tienten unos buenos cócteles que no se esconden tras una lista de ingredientes tan larga como su brazo. Podrá saborear el Mimi (vodka, lima, sirope de fresa, albahaca; 15 €), el Reine Margot (ginebra, lima, chartreuse amarillo, sirope de pepino; 15 €) o el Délice de Candice (cachaça, lima, sirope y puré de fruta de la pasión; 15 €), cócteles frescos en las proporciones adecuadas para brindar por su regreso.

El abuso de alcohol es peligroso para la salud, consúmalo con moderación.

Esta prueba se realizó como invitación profesional. Si su experiencia difiere de la nuestra, por favor, dígalo en los comentarios.