Au Cœur de la Forêt: el restaurante de cocina tradicional en plena campiña del Val-d'Oise

Si vive en Val-d'Oise, seguro que conoce el restaurante Au Cœur de la Forêt. Dirigido desde hace veinte años por Françoise y André Touati, este establecimiento de alta cocina está situado en el corazón del inmenso y bello bosque de Montmorency. El bosque estatal de Montmorency, que se extiende 6 km de noroeste a sureste, se encuentra a sólo 20 km al norte de la capital. Considerado el bosque más extenso del Val-d'Oise, acoge cada año a cerca de 5 millones de visitantes deseosos de huir del bullicio de la ciudad y disfrutar de un amplio abanico de paseos verdes entre semana o los fines de semana.

En este entorno idílico y rural se encuentra el restaurante Au Cœur de la Forêt, concretamente entre los municipios de Montmorency y Saint-Brice-sous-Forêt. Hay varias opciones para llegar a este destino gastronómico, empezando por el coche (la forma más fácil), aunque el breve trayecto por el bosque (alrededor de 1 km) no es el más sencillo. Pero una vez en el lugar, el cambio de aires merece la pena, y un aparcamiento espera a los huéspedes con vehículo. ¿Otra opción? El transporte público. Desde la Gare du Nord de París, basta con tomar la línea H del Transilien y bajar en la estación de Enghien-les-Bains, para subir al autobús 1515 (parada La Chênée). Desde allí, haga 12 paradas y bájese en"La Mare aux Champeaux", después camine unos 15 minutos más para llegar al restaurante.

Una vez allí, le encantará descubrir el entorno verde y rural que rodea el imponente edificio, cubierto a su vez de hiedra. ¿Lo mejor? La encantadora terraza, abierta cuando hace buen tiempo. En el interior, la decoración es rústica, pero cálida y elegante, con hermosas vigas vistas en el techo, una gran chimenea, antiguas lámparas de pared, papel pintado cubierto de gallinas y los famosos, pero tan omnipresentes, manteles blancos colocados en las mesas.

¿Qué hay en el menú? Una carta de temporada, con platos caseros hechos con cariño, de cocina tradicional francesa. No hay creaciones originales ni sofisticadas, sino platos infalibles que se pueden degustar en pareja, con amigos o en familia, y que te reconfortarán. Aunque la carta cambia según el mercado y las estaciones, en general ofrece 4 entrantes, 4 platos principales (incluido un plato de pescado), el infaltable carrito de quesos y tres postres, sin olvidar los sorbetes.

Antes de empezar, es el momento de un hojaldre de pato. Generoso, sabroso y perfectamente sazonado, este aperitivo ya marca el tono del resto de la comida.

La degustación comienza en serio con suculentos espárragos de las Landas, fundentes y sabrosos, acompañados de un huevo de corral escalfado con avellanas y tocino de campo crujiente a la plancha. Todo ello espolvoreado con pimentón. Un entrante hermoso y delicioso que sin duda hace honor a la cocina francesa.

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Enfrente, el inevitable surtido de fois gras casero, con una terrina de campo, también casera, y jamón de Bellota. Un clásico del género, algunos dirían sencillo, pero que seducirá las papilas gustativas de los carnívoros. Para saborear este foie gras y la terrina, el restaurante ofrece pan amasado y horneado en la propia panadería del restaurante a partir de masa madre y harina de espelta molida a la piedra.

Continuamos con un suculento rape asado, acompañado de guisantes frescos, un jugo de estragón y una increíble muselina de apio. Enfrente, nos enamoramos del cordero de Quercy asado en costra de especias, también con un puré de muselina de apio. Estos dos platos son una auténtica delicia, ambos cocinados a la perfección y con sabores perfectamente equilibrados, utilizando ingredientes de calidad.

Si decide prescindir del queso, a pesar de la variada selección, no podrá resistirse a la llamada del postre. Por un lado, no podrá resistirse a los deliciosos hojaldres de praliné con salsa de caramelo lácteo. En cuanto al segundo postre, se trata de un auténtico favorito: una mousse de chocolate ultracocoa, con dos merengues de chocolate y un coulis de mango y pasión para darle un toque afrutado y acidulado. Gourmet y generoso, ¡nos habría bastado con un segundo plato!

Acogedor, auténtico e innegablemente atípico por su ambiente rural, el restaurante Au Cœur de la Forêt es desde hace varios años una visita obligada en el Val-d'Oise. Y ahora sabemos por qué. Un consejo: reserve antes de ir.