Pero, ¿de dónde vienen nuestras discotecas? La historia de la discoteca tal como la conocemos está estrechamente ligada a la capital francesa. Mucho antes de la era del disco brillante y de los DJ estrellas, fue muy cerca del Palacio Real, en los albores de la posguerra, cuando un local rompió con las tradiciones de los dancings y dio origen al concepto de "discoteca". Nos trasladamos al París de la posguerra, donde la música grabada se convirtió en la reina de la noche.
La idea fundamental de la discoteca, es decir, un lugar donde se reproduce una secuencia de discos para hacer bailar al público, tiene sus raíces más claras en París, aunque también se inspira en influencias estadounidenses y británicas. Durante el período de entreguerras, predominaba la moda de los clubes de baile, con las primeras "salas de fiesta" que abrían sus puertas, ofreciendo a los asistentes restauración, conciertos y pista de baile, antes de dar paso a las fiestas rurales en los años 1930, siempre con orquestas y cantantes o jukeboxes.
Fue en 1953 cuando Régine, que entonces trabajaba en el Whisky à Gogo ubicado en la calle de Beaujolais, reemplazó el juke-box por un dúo de tocadiscos. De esta manera, introdujo música continua que ella misma podía gestionar, convirtiendo el lugar en un espacio más dinámico. Así nació la discoteca, pionera en su género, creada por la que sería conocida como la "Reina de la Noche". Ella contribuyó en parte a este espacio de fiesta, que desde el impacto del Covid ha tenido dificultades para recuperar su antigua afluencia de público.
