París no se construyó en un día, y la capital es el producto de varias épocas que se han mezclado para formar el patrimonio increíblemente encantador que admiramos hoy en día. La Belle Époque fue uno de los periodos más emblemáticos de la historia de París. Desde finales del siglo XIX hasta los albores de la Primera Guerra Mundial, estuvo marcada por el progreso de todo tipo, y sigue siendo un periodo festivo en el imaginario colectivo.
Pero, ¿qué queda del París de la Belle Époque? Los vestigios de esta parte de lahistoria de la capital pueden verse en cada rincón de la Ciudad de la Luz... ¡y a menudo se pasa por delante de ellos sin darse cuenta!
Entre los monumentos que marcan el inicio de la Belle Époque se encuentran los resultantes de las Exposiciones Universales. El punto de partida es el emblema de la capital: la Torre Eiffel. Le siguen de cerca el Petit Palais y el Grand Palais. No lejos de allí, el Puente Alexandre III es también un magnífico recuerdo de la Belle Epoque. Pero hay un vestigio por el que sin duda pasará a menudo: los edículos de Guimard típicos de ciertas entradas del metro de París.
Llamados así en honor de su arquitecto, Hector Guimard, uno de los abanderados del Art Nouveau, tienen formas muy variadas, pero se reconocen fácilmente por su color verde y su motivo floral. En el corazón del museo más antiguo de la capital, el museo Carnavalet, también encontrará las famosas joyas Fouquet, creadas por Alfons Mucha, que han sido completamente montadas de nuevo. Junto a la estación de metro de Abbesses, laiglesia Saint Jean de Montmartre es también una obra delart nouveau, al igual que la Sinagoga de la rue Pavée, en el barrio del Marais.
Pero no sólo los monumentos reviven la Belle Époque. Varias direcciones gastronómicas nos sumergen en el ambiente festivo de este periodo histórico. Entre ellas, Maxim's, no lejos de la Madeleine, y el Train Bleu, en la Gare de Lyon. También hay varios bouillons: bouillon Racine, bouillon Julien, bouillon Pharamond, bouillon Vagenende y Brasserie Mollard. Numerosos comercios también lucen una decoración Art Nouveau, como la joyería Técla, en el número 2 de la rue de la Paix, la Samaritaine y la chocolatería Debauve et Gallais, en el distrito 7.
También hay muchos edificios que dan testimonio del movimiento Art Nouveau. Uno de los más emblemáticos es, sin duda, eledificio Lavirotte, situado en el número 29 de la avenida Rapp, en el distrito 7. ElHôtel Lutetia es también un símbolo de la Belle Epoque. En el distrito 16, hay muchos edificios y mansiones privadas que admirar: el Castel Béranger, elAtelier Carpeaux, Les Chardons y los hôtels Guimard, Mezzara, Jassedé y Pauilhac son obras maestras de la Belle Époque.
