¿Lo sabía? El Bois de Vincennes alberga el único templo tibetano de la región de Île-de-France, el Kagyu-Dzong.

Al pasear por el lago Daumesnil, en el corazón del Bois de Vincennes, seguro que ha divisado un edificio un poco escondido, la Grande Pagode. Pero junto a él, en un recinto de 8.000 m2, se encuentra otro templo menos conocido dedicado al budismo, el templo tibetano Kagyu-Dzong, ¡el único que se encuentra con esta arquitectura en toda Île-de-France! Concebido en 1974, el recinto fue fundado por el lama Gyurmé y bautizado con el nombrede "Ciudadela de la Luz Clara".

Verdadero oasis de paz en medio de la vegetación, el templo se construyó entre 1983 y 1985, gracias a un proyecto conjunto de Kalou Rinpoche y el Instituto Budista Internacional, con planos del arquitecto Jean-Luc Massot aprobados por el Ayuntamiento de París.

Magnífico edificio, único en su género en la capital, llama la atención de inmediato por sus colores y sus frescos finamente trabajados.

Cuatro columnas de colores representan las Cuatro Nobles Verdades enseñadas por Buda en Sarnath, y sostienen un techo con dragones, nubes y flores de todos los colores, mientras que una rueda del Dharma dorada domina el tejado, enmarcada por dos ciervos (o gacelas) dorados, que evocan una noción fundamental del budismo tibetano.

En el piso superior, se pueden hacer ofrendas a una estatua de Buda en un ambiente tranquilo y apacible propicio para la meditación, como un pequeño monasterio de tamaño humano.

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Pero es algo más que un monumento que hay que ver de vez en cuando: el templo acoge regularmente a devotos y curiosos para meditaciones guiadas, talleres, celebraciones y enseñanzas de grandes maestros, sin olvidar el Festival de la Paz anual.

Es una forma estupenda de descubrir algo más sobre Tíbet que su gastronomía. Pero es importante ser respetuoso durante la visita. Los voluntarios reciben a los visitantes todos los martes a las 7 de la tarde, excepto en agosto.