Persil: el restaurante favorito de la cocina creativa en el distrito 11 de París

Persil es una pepita de barrio por descubrir en el distrito 11 de París. Este restaurante de estilo berlinés ofrece una cocina inventiva con una carta mitad vegetariana e incluso vegana. Una dirección en la que todo el mundo está de acuerdo.

Hay buenas direcciones que uno quisiera guardar celosamente para sí mismo, esas joyas del barrio que se convierten en su cuartel general porque uno se siente muy bien allí. Es el caso de Persil, un restaurante situado en la calle Amelot, en el distrito 11 de París. El restaurante sólo abre por la noche e invita a sumergirse en el universo de Kumpi, la chef con un pasado atípico que creó el restaurante con su socio Richard. Primero médica, luego cantante, la artista ha hecho de la cocina su escenario.

En la cocina, adapta las recetas a la carta según las inspiraciones del momento, garantizando que se preparen al minuto para conseguir la máxima frescura. Sus inspiraciones proceden de todos los rincones del mundo, y su ambición la lleva a ampliar los límites de las delicias gourmet. Cuando Kumpi descubre una especialidad, añade su propio toque para superar lo que ha probado, y hace que la cocina sana rime con el placer gustativo. ¡Y eso es lo que nos ha conquistado!

Cuando uno abre las puertas de Persil, puede esperar encontrar una auténtica pepita de barrio, celosamente guardada por los lugareños. Hay que decir que en este ambiente berlinés, con una decoración que mezcla mundos diferentes, uno se siente como entre buenos amigos. En los días soleados, también se puede aprovechar la terraza rodeada de bambú.

Si eres vegano o intolerante al gluten, Kumpi adapta sus recetas con amabilidad y se supera día a día para deleitar tu paladar. Si te sientes un poco indispuesto, incluso puede darte a probar sus elixires de plantas, una de sus especialidades, ¡basándose en las experiencias de sus vidas pasadas!

Su carta es como un diario de viaje. Auténtico alquimista de los sabores, Kumpi transcribe sus recuerdos y experiencias en una cocina a caballo entre la fusión y la inventiva. Sus gyozas 100% caseras, cubiertas con setas reishi para darles más consistencia y rociadas con un zumo de té infusionado con algas, son algunas de sus especialidades imprescindibles.

La lasaña de berros, espinacas y champiñones Portobello, gratinada con queso emmental o una mezcla de cheddar y mozzarella, es una de sus favoritas. Bajo la capa delicadamente crujiente de queso, nos derretimos literalmente de placer gracias a un equilibrio de sabores bien pensado que resalta el gran sabor de las verduras. También nos encanta la ensalada de radicio con tofu (o queso chipriota griego fermentado para los no veganos) servido con un pesto de perejil o un pesto de remolacha ligeramente picante.

Hasta el postre, Kumpi consigue ofrecernos una sabrosa experiencia. Como colofón a la degustación, una pera escalfada en su propio jugo, condimentada con un toque de canela y limón para darle una deliciosa textura de almíbar, acompañada de granada y fruta de la pasión para darle un toque crujiente.

Otro dulce de la carta que aprovecha al máximo los superalimentos es el pastel de dátiles con caramelo de mantequilla salada y plátano macho, elaborado con salvado de avena. Mucho más ligero de lo que cabría esperar, este postre sin gluten nos hace querer volver a Persil una y otra vez.