Al pie de la Butte Montmartre, donde los adoquines conducen a los recuerdos de la bohemia parisina, Le Bon Bock se alza como un superviviente del tiempo. Fundado en 1879, este restaurante centenario ha resistido el paso del tiempo, con su carpintería desgastada y sus frescos descoloridos. Montmartre ha cambiado, pero Le Bon Bock sigue siendo un discreto testigo del París de antaño.
Cuando Le Bon Bock abrió sus puertas en 1879, Montmartre aún era un pueblo con vistas a París, refugio de pintores, poetas, obreros y noctámbulos. Era una época de "guinguettes" y cabarets, estudios de artistas y burdeles, una época en la que la absenta corría más rápido que el agua y el mundo se rehacía en un alegre bullicio. En este tumulto creativo, Le Bon Bock se convirtió rápidamente en un lugar codiciado.
La gente viene aquí por la cocina popular, los precios modestos, pero sobre todo por el ambiente. Toulouse-Lautrec, Manet, Van Gogh, Apollinaire, Picasso... Se dice que todos ellos pasaron por la puerta de esta taberna, dejando a veces algunos bocetos o cuadros como pago por una comida o una copa. Las paredes del restaurante se adornaron entonces con cuadros, bocetos y objetos de la época, transformando poco a poco el lugar en un gabinete de curiosidades.
Lo que sorprende al entrar hoy en Le Bon Bock es la impresión de estar congelado en otra época. Casi nada ha cambiado desde finales del siglo XIX. Las banquetas de terciopelo, los paneles de madera oscura, los murales, la iluminación tenue, las lámparas de araña de cobre y los espejos cosidos conforman una decoración que no necesita recrearse: es original. La trastienda esconde incluso un piano bar, legado vivo de las veladas de cabaret que animaban las noches del barrio.
Le Bon Bock nunca ha sido un restaurante de moda. Ha seguido el ritmo de su barrio, de las revoluciones artísticas y de las metamorfosis de París. Lejos de los Grandes Bulevares y de la brillante escena gastronómica, ha seguido existiendo como refugio de iniciados, nostálgicos y curiosos. Son las historias las que lo mantienen en pie: las de pintores arruinados que saldan la cuenta con un dibujo, paseantes de Montmartre que intercambian política y poesía entre dos golpes de tenedor y turistas asombrados que descubren un lugar que no se hace el viejo, sino que realmente lo es. A pesar de haber sido adquirido recientemente, Le Bon Bock ha sabido conservar su identidad.
Nuestra prueba de Le Bon Bock:
Le Bon Bock, una institución de Montmartre que combina decoración de época y cocina francesa
Le Bon Bock renace bajo el impulso de Benjamin Moréel y Christophe Préchez. Esta institución de la Butte Montmartre pretende (re)atraer a los clientes, ya sean turistas o locales, con su cocina tradicional francesa, una decoración deliciosamente anticuada y un piano bar escondido en la trastienda. [Seguir leyendo]
Ubicación
Le Bon Bock
2 Rue Dancourt
75018 Paris 18
Sitio web oficial
www.instagram.com







Le Bon Bock, una institución de Montmartre que combina decoración de época y cocina francesa














